¿Cómo es tu noviazgo?

El noviazgo es un tema del que no te cansas de hablar cuando estás enamorado o enamorada. Es tan fácil pasar horas en el telefono y la inspiración aflora cuando le dedicas unas notas.

 

No obstante, el noviazgo también conlleva paradojas: es atractivo, pero puede ser sufrido; es simple, pero pude ser complejo; es satisfactorio, pero puede ser destructivo.

¿Te has puesto a pensar y analizar el tipo de noviazgo que llevas? Aclaremos un poco el panorama antes de seguir: ¿Que es noviazgo? En su libro, "Juventud Enamorada", Alfonso Vaenzuela dice "El noviazgo es la antesala a la relación más intima que se conoce entre dos seres humanos, el matrimonio. Es tal vez el fin de la afanosa búsqueda del complemento ideal. El encuentro de dos seres que aspiran al bienestar y la felicidad mutua".

Se trata de una valiosa oportunidad de conocer de una manera honesta y objetiva a esa persona (De la cual te has enamorado) que parece "casi perfecta" a tu vista.

Muchos jóvenes aprenden a comportarse como novios según el ejemplo que ven en otros, o según lo que les propone el medio ambiente o los medios masivos de comunicación. Sin embargo reflejan el afán de una satisfacción sensual pasajera. Y es triste reconocer que los buenos modelos escasean, incluso dentro de la iglesia.

No importa el argumento que se presente para justificar excesos en el noviazgo: cuando se pierde el respeto en una pareja se pavimenta el camino al fracaso. Buenos noviazgos producen buenos matrimonios. ¿Por qué algunos noviazgos se convierten en matrimonios terribles? La diferencia está en que hubo un buen noviazgo, basado en la honestidad, en el respeto, en decisiones prudentes e inteligentes y en el deseo sincero de agradar a Dios por sobre todos los impulsos y deseos humanos. A muchos les va mal en el matrimonio porque les fue mal en el noviazgo.

El tiempo del noviazgo

El noviazgo es el tiempo de darse cuenta de cuál será tu proyección en el siguiente paso que darás, y es mejor un noviazgo deshecho que un matrimonio mal hecho. No veas a tu pareja como una mujer o un hombre, como madre o padre, amiga o amigo, o cualquier caracteristica que necesites tener del otro (a), sin antes verlo como un ser humano. El noviazgo es el tiempo de ahondar en el afecto y en el conocimiento mutuo, no por el afán de posesión, no viendo a otro como un objeto que satisfaga mis necesidades emocionales y fisicas, sino por un espiritu de entrega mutua, de comprensión de respeto, de sana convivencia siempre en lugares apropiados.

Preguntas importantes en tu noviazgo

Alfonso Valenzuela recomienda a los novios hacer las siguientes preguntas:

1.- ¿Somos los suficientemente maduros para un noviazgo serio y un matrimonio en el futuro cercano?

2.- ¿Hay egoismos en nuestro noviazgo?

3.- ¿Nos sentimos completamente felices y satisfechos en nuestro noviazgo?

4.- ¿Tenemos expectativas realistas? ¿Conozco las imperfecciones de mi novio (a)?

5.- ¿Estoy dispuesto (a) a soportar esas imperfecciones sin que me molesten de tal manera que goce de nuestra relación?

6.- ¿Me siento orgulloso (a) de mi novio (a)

7.- ¿Compartimos juntos las cosas buenas de la vida y nos gozamos al participar de cosas que alegran sanamente la vida y fortalecen nuestra relación?

8.- ¿Estamos de acuerdo en los valores morales y religiosos que habrán de regir nuestra relación?

9.- ¿Considero a mi novio (a) como mi mejor amigo?

10.- ¿Peleamos mucho en nuestro noviazgo?

11.- ¿Soporta nuestro noviazgo la prueba del tiempo?

¿Y qué en cuanto a las manifestaciones de afecto? No deben ser acciones que, en el fondo de la conciencia, tengan un matiz de lujuria, bajeza, egoismo o clandestinidad. Un consejo práctico al respecto es evitar lugares solitarios y oscuros, como de igual forma ropa provocativa.

Por esto el noviazgo no ha de guiarse por la espontaneidad, por lo que te dicte el corazón, o por los estilos de moda, sino por una actitud consciente en todas las etapas del mismo. Lo que debe caracterizar nuestra vida no es el instinto, que es lo mas espontaneo que mueve a la acción, sino el amor y el deber, el sentido de responsabilidad, la obediencia libre a un Dios que nos ha hecho sus hijos y quien quiere lo mejor de nosotros en esta etapa necesaria de nuestra vida, previa a matrimonio.