10 errores comunes en el Ministerio Juvenil

       1. Definición indistinta Sobre los Jóvenes

Una definición muy vaga sobre los jóvenes es un problema para muchos ministerios jóvenes. Debe incluirse a personas con 10 años de edad o con 19, o con 13 años, o después de terminar la primaria? Esta pregunta no tiene respuestas absolutas, pero la propia costumbre de la iglesia local es útil para determinar el trabajo de los líderes. Para que tu ministerio sea de éxito, necesitas saber a qué tipo de público objetivo te diriges.

  1. Confundir Sociedad de Jóvenes con Ministerio Joven

El ministerio joven no es simplemente sociedad de jóvenes. Se debe recordar el concepto de paraguas del Ministerio Joven. Una única parte del Ministerio Joven de una congregación no puede atender las expectativas de todos. De igual forma, un único programa no puede realizar todo lo que debe hacerse en el ministerio de la congregación con/para/por los jóvenes. No importa el tamaño de una congregación, la sociedad de jóvenes es apenas una parte del Ministerio Joven de la congregación. Hay más que hacer programas por las tardes, como ahora veremos.

  1. Pensar que el Ministerio Joven es solo un Programa

Un tercer error común es la comprensión de que el Ministerio Joven es apenas un programa. Desarrollar un ministerio con los jóvenes va más allá. Significa integrarlos en la vida de la iglesia. Formarlos para ser cristianos auténticos. Se desarrolla durante toda la semana y no sólo los sábados por la tarde.

  1. Olvidarse de la Familia y el Enfoque de la Escuela (o el Trabajo)

Otro error común es olvidarse que la mayor parte de la vida de los jóvenes se centra en la familia, la escuela o el trabajo. Es imperativo saber lo que está sucediendo en ambas esferas de la vida de un joven. A veces, los adultos que trabajan con jóvenes tienen conocimiento de lo que pasa en la familia, pero no en la escuela. Muchas veces las sociedades que dan énfasis en la escuela se olvidan del ambiente del hogar y no tienen idea de lo que pasa allí. Es importante conocer lo que está pasando en la escuela, estar al corriente de cómo le van las cosas al joven con el que estamos trabajando. No está de más hacerle alguna visita a su casa.

  1. Tener voluntarios inadecuados

Otro error común es permitir que adultos inadecuados actúen como voluntarios en el Ministerio Joven. Con mucha frecuencia el reclutamiento de adultos para trabajar con los jóvenes ocurre como una invitación general a cualquier persona. Aunque reclutar adultos sea muchas veces beneficioso, muchas iglesias estarían mejor atendidas sin una asociación de jóvenes con adultos inadecuados liderando el ministerio. La iglesia necesita mantener la supervisión de los adultos que trabajan con/para/por los jóvenes. No queremos decir que sean necesarios adultos perfectos o adultos que no cometan errores, sino que necesitamos considerar cuidadosamente los dones y virtudes de aquellos que estarán en contacto directo con los jóvenes en cada congregación.

  1. Ignorar a los Jóvenes con más edad

En las iglesias donde se trabaja conjuntamente jóvenes y pioneros, en el afán de lograr una sociedad de jóvenes exitosa, el Ministerio Joven sacrifica a los jóvenes de más edad a fin de que la sociedad de jóvenes pueda dedicarse a los más jóvenes que, potencialmente seguirán en el programa a lo largo de más. Aunque esa opción parezca sensible, muchas veces la sociedad de jóvenes gana una reputación de que es apropiada solo para adolescentes. Aunque algunas veces es útil establecer una sociedad de jóvenes para los más jóvenes, no se debe olvidar o ignorar a los de más edad. El Ministerio Joven debe abarcar a todos.

  1. No tomar en serio la Capacidad de los Jóvenes

Otro error común es no tomar en serio al joven y sus capacidades de liderazgo. Esto se pude unir al punto 5 mencionado anteriormente. Muchas sociedades de jóvenes son lideradas por adultos. Estos líderes se olvidan que un buen ministerio es realzado con los jóvenes y por los jóvenes. Un buen Ministerio Joven necesita considerar seriamente a los jóvenes, oír su voz y darles espacio para opinar y dirigir. Aunque muchas veces sea difícil para aquellos que ocupan posiciones de liderazgo en el Ministerio Joven que discutan sus ideas, el joven necesita tener oportunidad de hablar, de estar en desacuerdo e implementar sus propias ideas. Una sociedad de jóvenes de éxito encontrará medios de convertir a los jóvenes en líderes.

  1. Atenerse demasiado a la tradición.

No tengas miedo de intentar ideas nuevas, de realizar programas nuevos, de desarrollar nuevas líneas de trabajo y desafiar a las tradiciones antiguas. En el Ministerio Joven, como también en la sociedad de jóvenes, las tradiciones se establecen en 2 ó 3 años. Algunas son útiles; otras necesitan ser desafiadas o descartadas. En el Ministerio Joven no podemos estar atados al pasado. Cada 3 ó 4 años, no solo cambian los jóvenes, sino también la comunidad y el mundo en el cual el joven está desarrollándose. La inflexibilidad del programa y atenerse mucho al pasado genera otro error común.

  1. Dar Demasiado Énfasis al Entretenimiento

 Algunas veces, las sociedades de jóvenes se crean en la congregación solamente para “agitar” al grupo. En esas situaciones, la sociedad de jóvenes evita cualquier trabajo más serio con los jóvenes sobre los temas de la fe, especialmente aquellas que afectan nuestro mundo como un todo.

  1. Ignorar la Ansiedad de los Jóvenes por la Santidad.

Los jóvenes tienen tendencia a lo espiritual. Aunque muchos no lo reconozcan, el Ministerio Joven debe ayudar a los jóvenes a comprender, crecer y disfrutar de la presencia de Dios. Lamentablemente, pocas congregaciones la enfrentan de manera sustancial.