La carne no es el mejor alimento.

 La carne no entra en la dieta ideal de Dios para el ser humano

“El régimen señalado al hombre al principio no incluía ningún alimento de origen animal. Al señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cual era el mejor régimen alimenticio (Génesis 1:29 y 3:17-19). En la elección que hizo para Israel enseñó la misma lección. Sacó a los israelitas de Egipto, y emprendió la tarea de educarlos para que fueran su pueblo. Les suministró el alimento más adecuado para este propósito, no la carne, sino el maná, “El Pan del Cielo”. Pero a causa de su descontento y de sus murmuraciones acerca de las ollas de carne de Egipto les fue concedido alimento animal, y esto fue únicamente por poco tiempo.

Su consumo trajo enfermedades y muerte para miles. Sin embargo nunca aceptaron de buen grado la restricción de tener que alimentarse sin carne. Siguió siendo causa de descontento y murmuración, en público y en privado, de modo que nunca revistió carácter permanente.

 

Dios permitió comer carne, con restricciones, por respeto a la libertad humana

Al establecerse en Canaán, se permitió a los israelitas que consumieran alimento animal, pero bajo prudentes restricciones encaminadas a mitigar los malos resultados. Por su salud el uso de la carne de cerdo quedaba prohibido, como también el de la de otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados inmundos. (Levítico, cap.11)

De los animales declarados comestibles, la grasa y la sangre quedaban absolutamente proscritas. Sólo podían consumirse las reses sanas. Ningún animal desgarrado, mortecino, o que no hubiera sido cuidadosamente desangrado, podía servir de alimento.

 

Consecuencias mentales y espirituales

Por haberse apartado del plan señalado por Dios en asunto de alimentación, los israelitas sufrieron graves perjuicios. Desearon comer carne y cosecharon los resultados. No alcanzaron el ideal de carácter que Dios les señalara ni cumplieron los designios divinos. Preferían lo terrenal a lo espiritual, y no alcanzaron la sagrada preeminencia a la cual Dios se había propuesto que llegasen.

Los que comen carne no hacen más que comer cereales y verduras de segunda mano, pues el animal recibe de tales productos el alimento que lo nutre. La vida que estaba en los cereales y las verduras pasa al organismo del ser que los come. Nosotros a nuestra vez la recibimos al comer la carne del animal. ¡Cuánto mejor sería aprovecharla directamente, comiendo el alimento que Dios dispuso para nuestro uso!

 

Consecuencias físicas

La carne no fue nunca el mejor alimento; pero su uso es hoy día (habla en presente, pero la cita habla en el tiempo de EGW) doblemente inconveniente, ya que el número de los casos de enfermedad aumenta cada vez más entre los animales. Los que comen carne y sus derivados no saben lo que ingieren. Muchas veces si hubieran visto los animales vivos y conocieran la calidad de su carne, la rechazarían con repugnancia.

 

Carne

Continuamente sucede que la gente come carne llena de gérmenes de tuberculosis y cáncer. Así se propagan estas enfermedades y otras también graves. A veces se llevan al mercado y se venden para servir de alimento animales que están tan enfermos que sus dueños temen guardarlos más tiempo. Encerrados sin luz y sin aire puro, respiran el ambiente de establos sucios, se engordan tal vez con cosas averiadas y su cuerpo entero resulta contaminado de inmundicias.

 

Pescado

En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas del albañal de las grandes ciudades. Los peces que se alimentan de lo que arrojan las alcantarillas pueden trasladarse a aguas distantes, y ser pescados donde el agua es pura y fresca. Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el peligro.

 

Muchas enfermedades tienen su origen en el consumo de carne

Los efectos de una alimentación con carne no se advierten tal vez inmediatamente; pero esto no prueba que esta alimentación carezca de peligro. Pocos se dejan convencer de que la carne que han comido es lo que envenenó su sangre y causó sus dolencias. Muchos mueren de enfermedades debidas únicamente al uso de la carne. Pero nadie sospecha la verdadera causa de su muerte.

Los males morales del consumo de la carne no son menos patentes que los males físicos. La carne daña la salud y todo lo que afecta al cuerpo ejerce también sobre la mente y el alma un efecto correspodiente. Pensemos en la crueldad hacia los animales que entraña una alimentación con carne, y en su efecto en quienes los matan y en los que son testigos del trato que reciben. ¡Cuánto contribuye a destruir la ternura con que deberíamos considerar a estos seres creados por Dios!

 

Los animales no son comida, están a nuestro cuidado

La inteligencia desplegada por muchos animales se aproxima tanto a la de los humanos que es un misterio. Los animales ven y oyen, aman, temen y padecen. Muchos animales demuestran tener por quienes los cuidan un cariño muy superior al que manifiestan no pocos humanos. Experimentan un apego tal para el hombre, que no desaparece sin gran dolor para ellos. ¿Qué hombre de corazón puede, después de haber cuidado animales domésticos, mirar en sus ojos llenos de confianza y afecto, luego entregarlos con gusto a la cuchilla del carnicero? ¿Cómo podrá devorar su carne como si fuese exquisito bocado?  Es un error suponer que la fuerza muscular dependa de consumir alimento animal, pues sin él las necesidades del organismo pueden satisfacerse mejor y es posible gozar de salud más robusta.

 

El mejor alimento: cereales integrales, legumbres, frutas, oleaginosas y verduras

Los cereales integrales, las legumbres, las frutas, las oleaginosas y las verduras contienen todas las propiedades nutritivas para producir buena sangre. Estos elementos no son provistos tan bien ni de un modo tan completo por la dieta de carne. Si la carne hubiera sido de uso indispensable para dar salud y fuerza, se la habría incluido en la alimentación indicada al hombre desde el principio.

 

Al principio, dejar la carne produce debilidad

A menudo, al dejar de consumir carne se experimenta una sensación de debilidad y falta de vigor. Muchos insisten en que esto prueba que la carne es esencial. Sin embargo, se la echa de menos porque es un alimento estimulante. Enardece la sangre y excita los nervios. A algunos les es tan difícil dejar de comer carne como a los borrachos renunciar al trago, Sin embargo se beneficiarían con el cambio.

 

Cuando se deja la carne hay que sustituirla con una variedad de cereales integrales, nueces, legumbres, verdura y frutas para que sea nutritiva y agradable al paladar.

Nunca imponer a otros

Debemos guardarnos de imponer indebidamente las ideas nuevas, por buenas que sean. No hay que instar a nadie a que efectúe este cambio bruscamente*. (Nota de la editora: Debemos ser equilibrados y respetuosos.

La carne debe reemplazarse con alimentos sanos y baratos. En este asunto mucho depende de quien cocine. Con cuidado y habilidad pueden prepararse manjares nutritivos y apetitosos con que substituir en buena parte la carne. En todos los casos, edúquese la conciencia, apélese a la voluntad y suminístrese alimento bueno y sano. El cambio se efectuará de buena gana y en breve cesará la demanda de carne.

¿No es tiempo ya de que todos prescindan de consumir carne? ¿Cómo pueden seguir haciendo uso de un alimento cuyo efecto es tan pernicioso para el alma y el cuerpo? ¿Cómo pueden quitar la vida a seres creados por Dios y consumir su carne con deleite? Vuelvan más bien al alimento sano y delicioso que fue dado al hombre en el principio y tengan ellos mismos y enseñen a sus hijos a tener misericordia de los animales que Dios creó y puso bajo nuestro cuidado”

(Todo el texto, de principio a fin, excepto los paréntesis, pertenece a Ministerio de Curación. Elena G. White. Páginas 240-244)

 

Citas de Hipócrates:

Hipócrates, el Padre de la Medicina, decía: “Si no quieres estar enfermo, aprende a vivir saludablemente”. “Que tu alimento sea tu Medicina, y tu Medicina sea tu alimento”.

 *Nota de la editora: Dios respeta nuestra libertad. Nosotros debemos respetar a nuestros semejantes. La Reforma Pro Salud, como otras muchas verdades bíblicas, no debe utilizarse para hacer daño a otros. Fue entregada al hombre para ofrecerle salud física, mental y espiritual. Debe ser asumida de manera libre. El Espíritu Santo es quien obra en las personas la aceptación de las verdades bíblicas. Pero éstas deben permitirle trabajar en su interior.

 

 

 

Sección a cargo del Lic. en Nutrición José Carlos Fuentes Morales

Autor: Joan Amigó Barba