Lucy Martin describe su vida antes de conocer a Jesús como “tumultuosa, un camino de pruebas, tribulaciones, altibajos, aflicciones, éxito, miedo, amor y muchas, muchas lecciones”.
Lucy creció en el oeste de Adelaide, sur de Australia, con su familia, y fue criada como ortodoxa griega, pero tenía poco y nada de relación con la comprensión de quién Dios realmente era. El deporte era una gran parte de su vida; su Dido (abuelo) era el presidente del Football South Australia y era reconocido por dirigir el fútbol australiano en sus inicios en ese estado.
“Mi padre era un atleta talentoso y tenía una habilidad natural para el fútbol y el fútbol australiano cuando era joven”, dice Lucy. “Mis padres dirigieron el Adelaide Eagles Soccer Club durante los primeros años de mi vida, por lo que mis hermanos y yo naturalmente nos encontramos en las salas del club, en el comedor robando dulces y corriendo fuera de control en las canchas de fútbol, completamente inmersos en el ambiente del fútbol”.
Después de ver a su hermano mayor jugar al fútbol y al fútbol australiano, Lucy ya no quería estar al margen. Ella describe su primer partido de fútbol australiano cuando tenía seis años: “Finalmente me permitieron jugar debido a que faltaban jugadores. Fue el mejor día de mi vida. Mi equipo anotó dos goles y un punto; y yo pateé ambos goles para el equipo”, recuerda. “Claramente, tenía el talento natural de mi padre y el linaje deportivo del lado de mi madre, por lo que desde ese momento seguí los deportes (fútbol y fútbol australiano)”.
Lucy jugó en equipos escolares, equipos de representación estatal, jugando en la liga de los varones hasta los 13 años, y luego cambiándose a la liga de mujeres sub-17 cuando tenía 14 años, donde continúo haciendo su camino hacia mayores logros. “He ganado títulos, botas de oro, he capitaneado equipos, entrenado en programas de elite hasta ser una Matilda (equipo femenino australiano). Jugué en varios estados, ganando un título con South Melbourne, y el mayor logro: jugar profesionalmente en el Adelaide United Football Club”, dice Lucy. “Era conocida como Lucy Adamopoulos, ‘la jugadora de fútbol’. Usé mi identidad de jugadora de fútbol para filtrar la forma como percibía mi vida”.
TraumasMientras experimentaba un éxito tras otro en su vida profesional, su vida personal estaba lejos de ser perfecta. “Muchos eventos que transformaron mi vida ocurrieron entre mis 15 y 23 años, que curiosamente comenzó cuando mis padres se separaron”, dice Lucy. “Como adolescente, fui testigo de infidelidad, separación, divorcio y engaños. Experimenté el desorden de un hogar disfuncional”.
“La cúspide de mis experiencias infantiles fue cuando mi madre decidió irse con otro hombre sin decirle a nadie donde estaba o si algún día regresaría. Las palabras no pueden describir la soledad que sentí después que ella se fue”.
Lucy describe como ese evento la llevó a un camino de daño y destrucción. “Mis relaciones eran similares a la de mis padres, formaba vínculos no saludables en un intento de evitar el dolor de que alguien me dejara de nuevo”.
Lucy no solo ha sufrido un trauma psicológico y relacional, sino que también ha experimentado varias lesiones físicas de sus días como deportista y como resultado de accidentes automovilísticos. En un momento, una experiencia casi mortal la dejó en coma, peleando por su vida. “Ha habido momentos donde tuve que comenzar de nuevo desde cero, aprender nuevamente a caminar, construir las conexiones de la memoria muscular desde mi cerebro a mi cuerpo en un intento de funcionar y moverme normalmente”.
Un nuevo propósito
Según Lucy, el punto de inflexión en su vida fue cuando conoció a su esposo Trent John Martin. “La familia de Trent ha sido mi salvación, apoyándome desde el comienzo”, dice.
“La primera vez que me arrodillé para orar, fue en julio de 2019, estando enyesada con una pierna quebrada. Estaba leyendo A purpose driven life [Una vida con propósito] por Rick Warren, un libro que la mamá de Trent, Tania, me había enviado como un regalo deseando mi recuperación”, recuerda Lucy. “El libro decía si aceptas a Jesús como tu Señor y Salvador, arrodíllate y ora. Y eso hice. Y ese día marcó un cambio, el día que dije sí, el día que fui salva, el día que fui liberada de mis pecados por el poder y la sangre de Jesucristo”.
“Desde que me retiré [del fútbol], he descubierto que me estaba subestimando y que hay mucho más para mí que solo ser una jugadora de fútbol, y la percepción de ser valorada en el mundo deportivo”.
“Desde que acepté seguir a Jesús, mi vida cambió completamente. Todavía enfrento pruebas y convicciones, especialmente al crecer como cristiana y al analizar mi pasado y mi infancia, pero es diferente ahora”.
“Tengo a Dios de mi lado y a mi lado, alguien que me comprende completamente, que me proporciona consuelo cuando no estoy bien, que me muestra amor incondicional sin importar lo que yo haga, y lo más importante, alguien que dice la verdad”.
Lucy fue bautizada en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Mernda, Victoria, el 18 de junio, donde tanto ella como su esposo asisten actualmente.
Kymberley McMurray es directora de comunicaciones de la Unión Australiana.