Muchas personas tienen una fantasía sobre la muerte, poco a poco empiezan con la idea de suicidarse, pero lo peor es cuando planifican cómo será.
Agustín era un joven de 18 años, su padre cumplía una condena de 50 años y su madre vendía redes de pesca. Al parecer ninguno de sus progenitores tenía tiempo para él. Por eso decidió acabar con su existencia. La vida de Agustín no es un caso aislado, al contrario, es una historia que se repite en miles y millones de jóvenes, adultos y ancianos. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan en el mundo un millón de personas, una persona cada 30 segundos. Se estima que por cada persona que se suicida, 20 más lo intentaron sin lograrlo. Esto significa que cuando termines de leer este artículo, aproximadamente unos 5 minutos, habrán fallecido 10 personas y 200 más quisieron hacerlo pero algo lo impidió. Lo peor es que estas cifras aumentan y para el año 2020 se estima que un millón y medio de personas abandonarán esta vida cada año por sus propios medios.
¿Por qué tanta gente toma esta decisión tan fatal?
A la mayoría le ocurre lo de Agustín, son víctimas de la desesperación y la depresión. Al sentirse desanimados, con la sensación de tener poca energía, estar de mal humor y con una tristeza profunda, tienden a pensar que su vida no vale la pena, que son mayores las angustias que las alegrías y que es mejor terminar con todo de una vez. Si además posee poca autoestima y se cree que uno no vale nada, que el mundo es un desastre y que el futuro solo traerá cosas peores entonces la idea fatídica se apodera de la mente.
Esto le sucedió a una de mis pacientes, que abrumada por el trabajo y con demasiadas responsabilidades, sintió que la vida era una carga excesiva, la idea del suicidio la atrajo. Un día salió de su casa desesperada y se encaminó hacia cierto lugar, pero uno de sus hijos salió tras ella y la encontró en el precio momento que estaba lista para arrojarse al vacío. A los pocos días del tratamiento, y ya recuperada, se dio cuenta que estuvo a punto de cometer una locura.
¡Hay esperanza!
La buena noticia es que el suicidio puede evitarse. Hay esperanza. No es necesario lanzarse al abismo. La depresión puede superarse. Hay soluciones. Se llaman “factores de protección”, como tener alta autoestima, buenas relaciones sociales, especialmente con los familiares y amigos, una relación estable de pareja y las creencias religiosas o las prácticas devocionales. La pronta identificación y el tratamiento adecuado de los trastornos mentales son una importante estrategia preventiva.
La ayuda profesional también es valiosa. Por ejemplo, Elaine Fox, en su libro Cerebro Lluvioso, cerebro soleado: cómo entrenar a tu cerebro para superar el pesimismo y alcanzar un resultado más positivo, narra cómo triunfar sobre la adversidad y resolver el estado crónico de amargura. Hizo un estudio comparativo entre un grupo de pesimistas y otro de optimistas para ver cómo actuaba el cerebro ante ciertos estimulos, descubrió que esas actitudes son el “filtro” a través del cual vemos la realidad. Los pesimistas ven el vaso medio vacio y los optimistas medio lleno.
La cuestión es que pensar en forma negativa incrementa las catecolaminas y disminuye la secreción de endorfinas perjudicando la actividad del sistema inmunológico, dejando a la persona propensa a enfermedades, como la depresión.
Lo bueno es que también comprobaron que el cerebro puede cambiar gracias a su “plasticidad” o ductilidad.
Modifica el chip
¿Cómo se puede cambiar el cerebro? La doctora Fox sugiere algunos consejos para eliminar la negatividad y poder tener una vida más feliz. Ellos son:
-
Tomar el control de lo que sientes en lugar de permitir que los sentimientos te controlen y te dominen
-
Rie. Utiliza sentimientos positivos para contrarrestar los negativos.
-
Reevalúa los sucesos de tu vida cotidiana. Piensa que las cosas no son tan malas y que todo puede cambiar. Si te matas ya no habrá más posibilidades.
-
Enfrenta tus temores. Sal del miedo, la ansiedad y los pensamientos negativos que se puedan interponer en el camino del éxito. Los temores y la desesperanza pueden vencerse.
-
Ora y medita en la vida de Cristo. El estudio de la Biblia, la oración y la meditación en la vida de Jesucristo ayudan a luchar contra los pensamientos negativos y mejora el estado de ánimo.
Asimismo, el doctor Martin Seligman, director del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania, propone otros ejercicios valiosos para combatir la depresión y llevar una vida positiva.
-
Escribe tres cosas buenas antes de irte a dormir que hayan pasado en el dia y explica que hiciste para que sucedieran así.
-
Redacta una carta agradecimiento a alguien que haya hecho algo por ti, y que nunca se lo has dicho.
-
Escoge a alguien que te haya hecho algo doloroso y que te sientas que eso te ha vuelto más pesimista. En una hoja en blanco haz varios círculos, en uno escribes en esencia la mala experiencia, en el resto de los otros círculos escribe todas las experiencias positivas que recuerdes. Verás que ese círculo negativo se pierde en un mar de círculos positivos por las cuales sentirte agradecido.
Pon en práctica estos ejercicios y seguro notarás el cambio.
8 señales que te pueden indicar que una persona está al borde del suicidio:
1.- el abuso de drogas o alcohol
2.- la depresión prolongada
3.- Cambios repentinos en sus habitos de comer y dormir
4.- Mencionar que no tiene esperanza en el futuro.
5.-Empezar a regalar posesiones valiosas.
6.- Realizar conductas riesgosas poco comunes.
7.- Hablar fuertemente de la muerte
8.- Comentarios de que los demás estarían mejor si uno no existiera.