¿Cómo surgió esta institución tan valiosa de nuestra iglesia?
Aunque no lo creas, los jóvenes de entre diez y quince años han desempeñado un papel muy importante en la Iglesia Adventista. E.G. White tenía doce años cuando ya gozaba de una sólida relación con Dios y decidió ser bautizada: Jhon N. Andrews tenía diez años cuando junto con su familia empezó a escuchar las predicaciones de los “milleristas” y le impresionó mucho su mensaje; Luther Warren tenía catorce años cuando decidió iniciar reuniones juveniles cristianas en su hogar.
Comienza la organización
Con el paso del tiempo, los dirigentes de la iglesia se dieron cuenta de lanecesidad de atender mejor a los jóvenes. Así que para 1901 decidieron integrar las actividades juveniles al Departamento de Escuela Sabática de la Asociación general (AG) bajo el liderazgo de la hermana Flora Plummer. Gracias a ella, las Sociedades de Jóvenes empezaron a organizarse a lo largo de todo el mundo.
En 1907, la AG consideró que era preciso que los jóvenes tuvieran un Departamento que atendiera sus necesidades. Así que nombró al pastor Milton Kern como primer director de Jóvenes de la Asociación General. A partir de ahí empezaron a configurarse las diversas actividades que, posteriormente, formarían parte de lo que hoy es el Club de Conquistadores, como manuales juveniles, el concepto del año bíblico y los clubes de lectura.
Un dato interesante es que para 1919, un hombre de Tennesse, A.W Spaulding, organizó un pequeño grupo de jovencitos a los que llamó Mission Scouts (algo así como Exploradores Misioneros) que practicaban el campismo y estaban dedicados a realizar buenas obras en su comunidad. Además, tenían una Promesa y una Ley. Sin embargo, cuando Spaulding se mudó del poblado el club desapareció. Pero la Promesa y la Ley fueron la base de lo que hoy son el voto y la Ley de los Conquistadores.
Para 1920, la Asociación General eligió a la hermana Harriet Holt como directora de Jóvenes. Ella amaba a la juventud y especialmente las actividades al aire libre. De ahí que se organizaran cada vez más actividades en campo abierto. Además, creó dos niveles de desarrollo para los adolescentes: Amigo y Compañero. Igualmente, dos niveles de liderazgo: Camarada y Maestro Camarada. Entre los requisitos de estas clases estaban Salud y Sanidad, los cuales conducían a la entrega de un Honor, que se otorgaba junto con otros quince tópicos vocacionales, que estuvieron completamente listos hasta 1928, bajo la conducción del nuevo director de Jóvenes de la Asociación General. Lester Bond.
En aquella época, una buena cantidad de dirigentes empezaba a organizar actividades al aire libre por los jóvenes. En 192, W.J. Wilson, director de Jóvenes de la Asociación de Victoria, Australia, organizó un campamento junto al río Yarra, cerca de Melbourne, con 14 asistentes. En 1926, Grover Fattic, director de Jóvenes de la Asociación del Este de Michigan, organizó un campamento de jóvenes en Town Line Lake; a partir de ahí, los campamentos fueron parte de su ministerio juvenil. Pronto los campamentos empezaron a organizarse por diversas partes de los EUA.
Surgen los “Conquistadores”
Se cuenta que en 1928, A.W. Spaulding contó una historia durante un campamento juvenil en un terreno que había sido donado a la iglesia. Se trataba de Jhon C. Frémont, apodado “El montañés”. Sin embargo, Spaulding usó otro sobrenombre con el que se había conocido al personaje: “The Pathfinder” (que se traduce como “El Conquistador”). El nuevo mote causó revuelo entre los chicos, y entonces aquél sitio recibió el nombre de Pathfinder Camp (el campamento del conquistador).
Esta denominación, Club de Conquistadores, llegó a ser el nombre de un club de adolescentes de una iglesia de Anaheim, California, dirigido por John McKim.
Varios intentos por organizar a los adolescentes con actividades físicas, mentales y espirituales ya se daban en varias partes. Únicamente faltaba tomar todas las ideas y organizar la nueva institución.
C. Lester Bond asumió el nombramiento de director de Adolescentes (Junior Youth) de 1928 a 1946. Casi de inmediato introdujo los primeros 16 “méritos” y, junto con otros 19 añadidos al siguiente año se conocieron como Honores de Conquistadores u Honores J.A. Bond se convirtió en un prolífico escritor, y casi cada año aparecía una edición revisada, que incluia nuevos honores, del Manual de Misioneros Voluntarios Adolescentes y el Manual del Maestro Camarada. Incluso escribió varios matinales para jóvenes.
En 1946 la Asociación General designó a Laurence Skinner para estar al frente de los ministerios de adolescentes, en lugar de C. Lester Bond. Entonces empezaron a elaborar varios proyectos para implementar el proyecto del Club de Conquistadores a nivel mundial. Fue así como en el año de 1950 se votó oficialmente el nacimiento del Club de Conquistadores, y Skinner fue elegido primer director mundial. A los pocos meses de haberse votado el Club a nivel mundial, empezaron a brotar clubes de Conquistadores en lugares como Puerto rico, Aruba y México.
Los conquistadores en Interamerica
Desde sus inicios, en Interamerica el Club de Conquistadores ha representado todo un éxito para la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Bajo el liderazgo del pastor Israel Leito, entonces director de jóvenes de la División Interamericana, en marzo de 1983 se organizó el primer Camporee de Conquistadores de la División Interamericana (DIA) en Oaxtepec, Morelos, México. Tendrían que pasar quince años para que, bajo el liderazgo del Ptr. Alfredo García – Marenko, se celebrara el Segundo Camporee de Conquistadores de Interamerica en 1998, esta vez en San Juan, Puerto Rico.
La división interamericana, organizó su Tercer Camporee de Conquistadores, bajo el Liderazgo del Ptr. Benjamin Carballo Castillo, cuya sede fue en la Ciudad de México en el año 2011.
Como parte de los eventos del camporee, las instituciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tuvieron espacios para que conocieran sus actividades.
Alguna vez oí a un dirigente adventista asegurar que los clubes juveniles consolidan las labores de la iglesia. Hoy creo que es una gran verdad. Toda la iglesia debiera invertir en los clubes para consolidar el liderazgo de los jóvenes.