Una de las tareas más importantes que le ha tocado a la mujer es ser madre. Ella es quien se encarga de criar a los hijos, educarlos, pero sobre todo amarlos y, por qué no, es también la que más los regaña. Ella es el corazón de la familia.
El famoso actor y cineaste Woody Allen dijo: “Madre solo hay una sola… Menos mal, porque si no estaríamos todo en un hospital siquiátrico”. Esta frase hace justicia a esa relación rica, aunque a veces compleja, que todo ser humano tiene con su progenitora. Lo cierto es que la madre es una figura única y fundamental para el futuro de la civilización humana.
La sociología nos muestra las diferentes concepciones de la figura materna en las distintas culturas y clase sociales a lo largo de la historia. Pareciera como que en realidad madre no hay una sola. Desde la imagen de la madre virtuosa, que se redime a “criar hijos, y a que lleven bien su hogar” (1 Ti. 5:10,14), hasta las madres de la nobleza francesa del siglo XVIII que solían encomendar a sus hijos una nodriza para que los criara, y cuando los recuperaban los internaban en monasterios de los que salían al terminar su formación, han pasado siglos, pero la historia se repite. Madres hay de muchos tipos.
¿Modelo para ser madre?
Durante siglos también se ha repetido la historia de que solo se puede ser madre entre “cuatro paredes”. Precisamente, cuando el filósofo Rousseau (1712-1778) propuso en su obra “Emilio” un modelo determinado de educación para el hombre, se ocupó luego de diseñar una mujer que fuera digna compañera. El perfil es el de una mujer débil y pasiva, y destinada a ser madre con dos virtudes: Un carácter dulce en un cuerpo robusto. Paso a paso, Rosseau enseñó como formar una madre tierna, medianamente educada, recluida en el hogar, en extremo abnegada. Un buen discípulo del filósofo, Napoleón Bonaparte, se ocuparía personalmente de que este modelo quedara plasmado en las leyes.
Luego, en el siglo XIX, Freud reforzó la idea, haciendo responsable a la madre de la formación sicológica del niño. Toda la teoría freudiana, como la de Rousseau, se basa en una tajante división y hasta en la oposición de los caracteres masculino y femenino, y en la superioridad del hombre.
Estos modelos teóricos, unidos a ciertas condiciones materiales y culturales, sirvieron para el desarrollo de la familia y la sociedad occidental de la época. La exaltación e idealización del papel de la mujer como madre, acompañada de la poca valoración de los trabajos domésticos y de un entusiasta incentivo de la natalidad para fortalecer la población de los países, reafirmó el sometimiento de la mujer al hombre en las condiciones de esa modernidad industrial.
No todo fue negativo, como lo presenta el discurso feminista, porque la ganancia del conjunto de la sociedad, el mejor aprovechamiento de los recursos y el mejor rendimiento del esfuerzo por la educación, también representó un avance para el conjunto de las mujeres de los niveles medios y bajos, sobre todo desde el punto de vista del bienestar material. No es aventurado afirmar que el trabajo abnegado y no remunerado de las mujeres en los hogares para tener y criar familias relativamente numerosas, ha sido uno de los puntuales del gran impulso de crecimiento de la economía en Occidente.
Pero hay que reconocer que lo fue a costa de un enorme sacrificio de esas mujeres, para quienes todo era desfavorable en un sistema hecho a la medida de las conveniencias masculinas dominantes.
El valor de ser madre
Ser madre hoy quizá represente un desafío mayor que para las generaciones anteriores. Porque hay que trabajar fuera y dentro de la casa. Porque hay que reciclar la energía vital cuando se vuelve al hogar para satisfacer las demandas de la familia. Pero más allá de los cambios en los sistemas productivos y en las condiciones sociales, ser madre ha significado siempre una tarea sagrada.
Acaso sea por determinación biológica o sicológica, pero el insustituible amor de madre forja caracteres, determina destinos, alumbra naciones y constituye el futuro de la humanidad.
Honra a tu mamá no solamente el día 10 de este mes, sino siempre, y apoya iniciativas que favorezcan a las madres, como la remuneración económica que reciben las madres que trabajan en sus casas en algunos países. Ojalá que ser madre sea pronto un alto escaño profesional. Recuerda algo que simple no deja de ser importante: Si cada miembro de la familia ayuda en las tareas domésticas, le da vida a esa mujer que ejerce un oficio que solo ella puede… Porque madre, solo tienes una.
Piénsalo.