Todos en algún determinado tiempo, hemos vivido etapas difíciles que hacen descontrolarnos y desorientarnos en ciertas facetas de nuestra vida. Partiendo de allí las distintas decisiones equivocadas que dejaron marcado nuestro corazón con una cicatriz con un nombre muy común llamado PASADO.
El pasado va más allá de algo que ocurrió en un determinado tiempo, mediante en el cual se experimenta y se lleva hasta que dicha circunstancia se acabe o termine. De manera que muchas veces lo que hacemos es distorsionar su simplificación y llevarlos a la máximo complejidad donde más podamos alcanzar, haciéndola nuestra circunstancia más complicada, tormentosa y sobre todo cargando su peso en cada uno de nuestros pensamientos; como aquel trago amargo del que nunca te sentirás libre, como si fuera que aún lo estuvieras viviendo en cada instante de tu vida.
Quizás no conozca tu pasado, o cual fue exactamente tu situación, tus argumentos, tus aflicciones, tus decisiones, tus acciones, tu desorden, tus miedos, tus angustias, tu desesperación. Lo único que si puedo llegar a entender es aquella vergüenza con la que lidias a diario, es como una manipulación que no te permite ni te ayuda avanzar, haciendo que te estanques cada segundo de tu Vida. En esos momentos perdemos el deseo vivir, de disfrutar, de experimentar lo nuevo, de no atrevernos a ser como realmente somos; sino simplemente escondemos el verdadero Yo.
Todos en algún determinado tiempo nos hemos preguntado el porqué de las cosas, específicamente cuando lidiamos con el pasado como si fuera el presente en el que hoy en día estas, tratamos de entender por qué Dios permitió que pasáramos por esas trágicas situaciones, etapas que han herido nuestro corazón y nos han marcado por completo. Les confieso que hoy en día no he podido encontrar todas las respuestas de mis ¿por qué?, no es porque Dios no ha tenido el tiempo para responderlas o porque no ha querido darme una explicación; sino que simplemente Dios quiere que veamos más allá de nuestro duro pasado… Es como ver nuestras anteriores y presentes aflicciones desde otro punto de vista, es ver todo lo bueno y positivo que obtendremos en el plan perfecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Siempre he tenido la mentalidad que las cosas siempre pasan por alguna razón y mas si Dios las permite que las atravesemos, nos da el honor de poder formarnos a diario como sus hijos, de darnos una lección para poder aprender de los errores y ver sobre todas las cosas el amor y misericordia que Dios tiene para cada uno de nosotros, de poder darnos la capacidad y las herramientas necesarias para que podamos superar cada una de ellas; Dios afirma esto en su palabra.
Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
Romanos 8:28 NTV
Cuando Dios se refiere que todas las cosas cooperen para nuestro bien, quiere destacar o darnos quizás las respuestas, el significado, lo importante y necesario que era atravesar por esas circunstancias pasadas. Es desde allí que podemos ver el sentido o propósito de cada una de nuestras aflicciones; quizás parecerá un poco tonto he incoherente pensar de esta forma, pero es lo que realmente Dios quiere que aprendamos… A ver lo que nos creíamos malo como aquel molde necesario que nos formara para poder cumplir el asombroso y extraordinario propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros. Teniendo en cuenta que Dios siempre estará dispuesto a ayudarnos en cada uno de nuestros procesos de formación, pero muchas veces cometemos el error de enfrascarnos en nuestras aflicciones y es allí cuando nos estancamos que perdemos la esencia de lo que Dios cree de nosotros.
Tengo la convicción que ya es tiempo de levantarnos como aquella generación apasionada que somos, teniendo la certeza de lo realmente somos, de guardar en nuestro corazón el concepto que Dios tiene de cada uno de nosotros, y ponerle un punto final a nuestro pasado. He podido aprender a reír y agradecer a Dios por mis situaciones anteriores, aunque que no voy a negar que en ciertas oportunidades he caído, mas siempre he teniendo la certeza que podría caer miles de veces pero nunca permitiría que esas caída distorsionen lo que realmente Dios hará en mi vida; y si lo ha podido hacer conmigo, créeme que también lo hará contigo, solo es cuestión de tomar una decisión y dejarte guiar por Él.
No tengas miedo, porque yo estoy contigo, no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudare, te sostendré con mi mano derecha victoriosa.
Isaías 41:10 NTV
Escrito por: Darmin Fernandez