Hay tres elementos que están presentes en el cumplimiento de la misión.
Estos tres elementos son: El Mensaje, El Mensajero y El Método. En estos días difíciles de crisis, en que el mundo ha sido trastornado por el COVID-19 y la mayoría de los miembros de iglesia y pastores están en cuarentena, uno de estos elementos ha sido afectado particularmente por este virus, porque los mensajeros han tenido que estar en cuarentena. Pero esto no va a romper la cadena lógica en el cumplimiento de la Misión. Nos hemos levantado y decimos a voz en cuello EL MENSAJE NO ESTÁ EN CUARENTENA, porque el mensaje es de origen divino, viene de Dios y todo lo que viene de él no puede fracasar. Los mensajeros, aún en cuarentena, siguen predicando el evangelio de salvación a millones de seres humanos que necesitan escuchar una palabra de esperanza.
Hay mucha gente que necesita que le llevemos un mensaje de esperanza en medio del caos y, aún desde nuestro “encierro”, podemos darles una palabra de ánimo. El apóstol Pablo entendió bien claro esto cuando dijo: “En el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa” (2 Timoteo 2:9). Así es; ciertamente, el mensaje y la Palabra de Dios no están en cuarentena.
Me llamó un familiar desde Nueva York y me dijo: “Por favor ora por nosotros, mi esposa y yo hemos sido contagiados por el coronavirus”. Lo interesante es que esta persona no es adventista, ni siquiera religiosa, no asiste a ninguna iglesia, siempre dijo que su religión era el trabajo y el dinero, pero ahora clama por ayuda en medio de su crisis respiratoria, con una tremenda dificultad para hablar por falta de aire, pidiendo que el Mensaje que alguna vez escuchó, sea ahora efectivo en su vida. Como buen mensajero, le dije que aún hay esperanza para él y su esposa, que Dios no está en cuarentena, que Dios es real y que confíe en que él hará su voluntad en su vida.
“Debemos hacer planes sabios para que las gentes puedan tener la oportunidad de oír por sí mismas el último mensaje de misericordia que se dará al mundo. Se las debe amonestar a prepararse para el gran día de Dios que está justamente delante de ellas. No tenemos tiempo que perder, debemos realizar todo esfuerzo posible para alcanzar a los hombres dondequiera que estén” (Testimonios, t. 6, p. 32). Nosotros estamos en cuarentena, pero no el Mensaje; y el Mensajero, aún en su “encierro”, puede ser un agente de esperanza a través de las diferentes redes sociales y plataformas de comunicación que hoy tiene a su alcance.
Dios podría hacer este trabajo independientemente de nosotros, pero no lo hace, porque él quiere que nos involucremos en esta hermosa tarea. Dios depende de ti, mensajero en cuarentena, para alcanzar con su mensaje a otros.
“Como representantes suyos entre los hombres, Cristo no elige ángeles que nunca cayeron, sino a seres humanos, hombres de pasiones iguales a las de aquellos a quienes tratan de salvar. Cristo mismo se revistió de la humanidad, para poder alcanzar a la humanidad. La divinidad necesitaba de la humanidad; porque se requería tanto lo divino como lo humano para traer la salvación al mundo. La divinidad necesitaba de la humanidad, para que ésta pudiese proporcionarle un medio de comunicación entre Dios y el hombre” (El Deseado de todas las gentes, p. 263).
La historia y la Escritura atestiguan el hecho de que cuando Dios necesita hombres para su servicio, no los busca entre la clase ociosa, sino escoge a aquellos que son industriosos y que tienen éxito en sus diferentes clases de trabajos, como Moisés, Gedeón, Eliseo, David, Nehemías, Pedro, Andrés, Santiago, Juan. Y tú, querido hermano, solo faltas tú. Que la cuarentena no te desanime, que no te deprima, que por el contrario, te impulse a dar esperanza a los que la necesitan.
“Los agentes divinos y humanos están combinados en la obra de salvar almas. Dios ha hecho su parte y se necesita ahora actividad cristiana. Dios pide que se despliegue tal actividad. Él espera que su pueblo desempeñe una parte en la presentación de la luz de la verdad a todas las naciones. ¿Quién entrará en sociedad con el Señor Jesucristo?” (Servicio cristiano, p. 106).
¿Qué acerca de los métodos? Recuerda que ese es otro eslabón en la cadena lógica del cumplimiento de la misión. “Nuevos métodos deben ser introducidos. El pueblo de Dios debe despertar a las necesidades actuales en las cuales está viviendo. Dios tiene hombres a los cuales llamará a su servicio –hombres que no llevarán adelante la obra con negligencia como ha sido llevada en lo pasado … No debe haber reglas fijas; nuestra obra es progresiva, y debe haber lugar para mejorar los métodos. Pero bajo la dirección del Espíritu Santo, la unidad debe ser preservada, y lo será” (El evangelismo, pp. 70, 73).
Debemos poner nueva vida en los métodos viejos. Necesitamos rediseñar los métodos. “Se necesitan hombres que oren a Dios por sabiduría y que, bajo la dirección de Dios, puedan poner nueva vida en los viejos métodos de trabajo, y puedan inventar nuevos planes y nuevos métodos de despertar el interés en los miembros de la iglesia y alcanzar a los hombres y mujeres del mundo” (Ibíd.)
A manera de conclusión, quiero decir que debemos:
- Permitir la unión del poder divino con el esfuerzo humano.
“El secreto del éxito estriba en la unión del poder divino con el esfuerzo humano. Los que logran los mayores resultados son lo que confían más implícitamente en el Brazo todopoderoso” (El colportor evangélico, p. 109).
- Realizar la obra con mucha oración.
“…[los] obreros jamás podrán lograr el mayor éxito hasta que aprendan cuál es el secreto de la fuerza. Tienen que dedicar tiempo a pensar, orar, esperar que Dios renueve su poder físico, mental y espiritual” (La educación, p. 234).
- Usar los métodos de Cristo.
“Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: Seguidme” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 551).
- Dominar las dificultades por medio de la fe.
“Dios prepara a algunos haciéndoles sufrir desilusión y aparente fracaso. Es propósito suyo que aprendan a dominar dificultades. Les inspira una determinación de trocar en éxito todo fracaso aparente” (Obreros evangélicos, p. 284).
- Vivir la vida cristiana.
“Sobre cada conciencia debiera escribirse como quien burila sobre la roca con cincel de acero, que el verdadero éxito, para esta vida o la venidera, no puede obtenerse sino con la obediencia fiel a los principios eternos de la justicia” (Testimonios selectos, t. 5, p.70).
Dios nos ayude a ser cada vez más asertivos en el cumplimento de la Misión.
Melchor Ferreyra es director de ministerios personales de la División Interamericana de los Adventistas del Séptimo Día.