Desde que surgieron como denominación, los adventistas del séptimo día han predicado sobre el regreso de Jesús. La creencia en ese regreso es parte de la identidad de la iglesia. Pero una pregunta hace eco permanente, en especial en estos tiempos de pandemia: ¿qué tan pronto es ese “pronto”?
Es un hecho que todo este contexto de crisis, muertes y aislamiento social expuso aún más las limitaciones humanas. De esta manera, se ha intensificado la búsqueda divina y creció la esperanza en el regreso de Jesús como una solución definitiva para todos los problemas que enfrentamos; la victoria sobre este enemigo invisible y asustador; la seguridad que aniquilará nuestros miedos e inseguridades en cuanto al futuro.
Muchas personas asocian esta pandemia al fin del mundo. Creen que hemos entrado a una etapa final del cumplimiento de las profecías y, ahora, caminamos rápidamente para la conclusión del Apocalipsis. Por otro lado, considerando que el Covid-19 no es la primera pandemia que enfrenta la humanidad, y que la crisis financiera que se acerca tampoco será inédita, muchos piensan que no hay nada sobrenatural detrás de estos acontecimientos. Al considerar estos puntos extremos, es imprescindible una comprensión profética para evaluar los escenarios y llevar un punto de equilibro tanto a los alarmismos escatológicos como a la indiferencia.
Jesús advirtió claramente que su regreso sería tardío (Mateo 25:5), que la aparente demora se convertiría en una tentación para la infidelidad (Lucas 12:45), y que los intentos de determinar el tempo exacto de su regreso serían inútiles (Mateo 24:36). En su sermón profético (Mateo 24), Jesús habla de las señales en el campo político, religioso y en la naturaleza, pero que estos todavía no indicarían el fin. Es en el versículo 14 donde encontramos la señal más importante de la cercanía de su regreso: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
Elena de White declara inequívocamente que el regreso del Señor “no demorará más que el tiempo que tome la tarea de presentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo” (El evangelismo, p. 505). Ahora, considere que podemos encarar la predicación del evangelio con gran empeño y dedicación o con desgano e indiferencia; a fin de cuentas, la acción humana implica cuánto tiempo se demorará el regreso de Cristo.
La Biblia dice que antes de regreso se Jesús se derramarán las siete plagas sobre los que no aceptan el plan de salvación (Apocalipsis 16). En este tiempo, los salvos estarán sellados por Dios para no ser blanco de estos flagelos (Salmo 91:7-11). El comienzo de estas plagas marcará el fin del juicio investigativo y la intercesión de Cristo en el santuario celestial. También finaliza el ministerio del Espíritu Santo en la Tierra, y la puerta de la gracia se cierra; el justo seguirá siendo justo y el impío seguirá siendo impío. Entonces, habrá un tiempo de angustia, con intensa persecución a los cristianos y sobrevendrán los juicios finales de Dios.
La cronología de los eventos finales, según las profecías bíblicas, está ilustrada en este gráfico:
Elena de White, en el libro El gran conflicto (GC) establece una secuencia, basada en la Biblia, para los acontecimientos después del cierre de la puerta de la gracia:
Movimiento para eliminación del pueblo de Dios (p. 635)
Voz de Dios: “Está consumado” (p. 636)
Eventos de cataclismo (p. 636 y 637)
Resurrección especial (p. 637)
Aparece en el cielo una mano con las tablas de la ley (p. 639)
Los impíos se autodestruyen, en especial los falsos líderes espirituales (p. 639, 640, 655 y 656)
Dios declara el día y la hora del regreso de Jesús (p. 640)
Aparece una nube negra que se hace cada vez más brillante (p. 640)
Regreso de Jesús con sus ángeles (p. 641)
Resurrección de los justos (p. 644)
Los justos vivos son transformados (p. 645)
Los salvos se encuentran con Jesús en el aire (p. 645)
Los impíos son destruidos por el poder de la gloria de Cristo (p. 645)
Viaje a la Nueva Jerusalén (p. 645)
Los redimidos entran victoriosos en el cielo (p. 646 y 647)
Inicio del milenio (p. 660)
Más allá de cuándo vuelva Jesús, cada individuo tiene solo una vida para prepararse para la eternidad. La única seguridad que tenemos es sobre el momento presente. Aunque esperáramos el regreso de Jesús para dentro de algunas semanas o días, nadie podría garantizar que vivirá hasta ese momento. Por eso Dios presenta ese tiempo como “pronto”. Su expectativa es que estemos preparados para todo momento. No es la intención de ser fieles en el futuro lo que nos salvará, sino la decisión de ser fieles ahora.
Viendo las evidencias en el pasado, tenemos la certeza del cumplimiento de lo que está por venir. Nuestra esperanza se concretará: “El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor” (El gran conflicto, p. 657).
Por: Rafael Rossi
División Sudamericana