Las ideas equivocadas acerca del amor llevan a la idealización de una relación. Más adelante cuando la fantasía da paso a la realidad se sufre una gran desilusión. Muchas parejas tienen falsas expectativas acerca del amor, de la relación y del matrimonio. En las sesiones de consejería prematrimonial escucho con mucha frecuencia expectativas que no se ajustan a la realidad. Entre las que más se repiten, son las siguientes:
“Mi amor por él fue a primera vista”
El amor a primera vista no existe, lo que existe es la atracción. El amor verdadero generalmente necesita tiempo para desarrollarse. Dobson (1994), hablando sobre este tema, señala que “el amor a primera vista es física y emocionalmente imposible”. ¿Por qué? El amor no es simplemente un sentimiento de emoción romántica. El amor verdadero es una expresión del más profundo aprecio de otro ser humano; es un conocimiento de sus necesidades y anhelos: pasados, presentes y futuros; es desinteresado, dadivoso, se preocupa por el bienestar de la persona amada.
Éstas son actitudes que no se pueden producir a primera vista. El verdadero amor no ocurre en el momento. Esto va creciendo conforme ambos se van conociendo, es un proceso que requiere tiempo.
“Somos la pareja perfecta, así seremos siempre en el matrimonio”
Esto es idealizar la persona y la relación. Usted no se casará con un hombre o una mujer que ha alcanzado la perfección. Es un ser humano que tiene defectos y que el matrimonio sacará a relucir otros defectos que no se vió en el noviazgo.
Es muy peligroso tener esta expectativa en la relación. Generalmente estos novios o novias, cuando les pido que nombren un mínimo de cinco defectos o cosas que no le agradan de su prometida o prometido, tienen grandes dificultades para señalarlos. La mayoría de ellos no es capaz de nombrar ni siquiera un defecto. Están enamorados de un”angel” sin alas. Tengan cuidado con el amor pasional, recuerden que una de sus características es ser ciego. La ceguera en la vida sentimental ha llevado y sigue llevando a muchos matrimonios al mismo “infierno”.
- Dobson, en su libro Amor para toda la vida, advierte que “un buen matrimonio no es uno en el que reina la perfección; es una relación en la que una sana perspectiva pasa por alto una multitud de problemas que no se pueden resolver.
“Nuestro matrimonio será diferente de nuestros padres, nosotros nunca discutiremos”
Durante el noviazgo no se habla de temas: “el dinero que ganas no es suficiente”, “estoy cansada de ser la única en atender al bebé” “tus amigos son más importantes que yo” “no podemos salir de la casa de tus padres porque el dinero no nos alcanzaría para alquilar un departamento” “no estoy de acuerdo que tu madre venga a vivir con nosotros” “ya no me dices que me amas” Éstos y otros temas generadores de conflicto es común escucharlos en el matrimonio.
Es un mito pensar que todos los conflictos hacen daño a los matrimonios. En realidad, los conflictos son una parte importante de todo buen matrimonio. Cuando lo manejamos con sabiduría puede llevar a una mayor intimidad, mientras que si resuelven de manera inconveniente, pueden conducir al aislamiento (Young 2004).
Dobson (1994) afirma, que los conflictos y las discusiones son casi inevitables como el amanecer, incluso en los mejores matrimonios. El tema no es “nunca tendremos problemas o nunca discutiremos”, esto es un sueño imaginario y utópico. El secreto está en saber discutir. Si no están preparados para lidiar con los desacuerdos, la relación se verá afectada.
“La parte económica no es importante en un matrimonio, lo más importante es que nos amemos”
El amor debe ser la base fundamental de toda relación sentimental; sin embargo, todo matrimonio está llamando a vivir con dignidad. No sólo es cuestión de amarse, es también de vivir y no sobrevivir. Estudios realizados por Gottman y Silver (2000), sobre las relaciones y la convivencia conyugal, expresan que el asunto del dinero es uno de los factores de crisis en la vida matrimonial. El amor no les dará la leche para el bebé, llenará el corazón pero no el estómago, no los vestirá ni los curará cuando llegue la enfermedad. Unir dos vidas sin contar con un respaldo económico es una irresponsabilidad y falta de madurez.
Hablando sobre las falsas expectativas del amor y del matrimonio, Elena de White (1989), en el libro Carta a Jóvenes enamorados, advierte que “los que tienen ideas tan elevadas de la vida matrimonial, cuya imaginación ha construido una imagen de castillos en el aire que no tiene nada que ver con las perplejidades y problemas de la vida, se encontrarán penosamente chasqueados ante la realidad. Cuando la vida real llega con sus problemas y preocupaciones, están totalmente desprevenidos para hacerles frente. Esperan perfección del otro, pero encuentran debilidad y defectos, porque los hombres y las mujeres finitos no están libres de faltas.
Entonces comienzan a encontrar faltas el uno en el otro y a expresar su frustración (p.31). Estas falsas expectativas son causantes de muchas lágrimas, sufrimientos, frustraciones, y grandes decepciones. Cuando los sueños no se hacen realidad se convierten en pesadillas de las cuales uno quisiera despertar. La única forma de librarse de estas pesadillas es ser realista con las expectativas de la vida matrimonial.
Por: Arnulfo Chico Robles, de su libro "Lo que debes de saber antes de dar el sí"