Rompe el hielo en tus veladas de jóvenes con un juego lleno de color y palabras bonitas. Deja que los demás las dibujen en tu espalda y descubre que eres valioso para los que te rodean. Porque, cuando las palabras de amor se expresan, nos hacemos humildes, se estrechan lazos y mejora la concepción que tenemos de nosotros mismos.
Edades: Todas las edades.
Desarrollo: Interior.
Personas: Grupos de 10 a 30 personas.
Objetivo: Reconocer las cualidades propias y las de los demás.
Tiempo aproximado: De 10 a 30 minutos.
Material: Hojas de papel, pinzas de la ropa y rotuladores o pinturas de colores (tantos como participantes).
Introducción: Lo que me gusta de ti es una actividad muy dinámica, apropiada para grupos medianos o grandes donde los miembros se conocen o se están conociendo. El objetivo es expresar las cualidades de los demás de forma sincera y abierta; los participantes practicarán la humildad de reconocer los dones de otros, se sentirán apreciados y se llevarán un recuerdo positivo de la velada.
Preparación: Necesitamos un espacio sin obstáculos para movernos con agilidad. El tamaño del lugar irá en consonancia con el número de participantes, así como la cantidad de material y el tiempo empleados: Habrá tantos lápices, folios y pinzas como personas, y la duración aproximada del juego variará según la gente que haya (en torno a los veinte minutos).
Desarrollo: Para empezar, el coordinador pondrá una hoja de papel en la espalda de cada jugador haciéndose valer de las pinzas de la ropa (enganchando la parte de atrás del cuello de la camisa al folio) y repartirá un rotulador o lápiz de color por persona. Los participantes se situarán en círculo y el organizador explicará lo siguiente:
La dinámica consiste en destacar las cualidades de los otros. Por eso, vamos a girarnos hacia la espalda del compañero que tenemos a la derecha (se formará una fila) para escribir un don o un aspecto que nos guste de él. Trataremos de potenciar los rasgos del carácter, sus aptitudes sociales, sus habilidades, su expresión de amabilidad, su alegría contagiosa… Seguro que aunque nos conozcamos poco somos capaces de ver en los demás aspectos positivos. La autoestima es tener una concepción adecuada de uno mismo, y nos puede ayudar saber que somos valiosos para los demás pero, sobre todo para Dios:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su único Hijo para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16)
Cuando acabemos de escribir la cualidad del que está a nuestro lado (basta con una palabra), podemos deshacer el círculo y movernos por todo el espacio hasta haber escrito en la espalda de todos. Cuando acabe el juego, miraremos nuestras hojas de papel y descubriremos que están llenas de color y palabras de cariño. Será un bonito recuerdo que podemos guardar y rescatar del baúl de los recuerdos de vez en cuando.