Dios interrumpe a una muchacha mientras ora para que reflexione sobre lo que está diciendo.
PERSONAJES
Muchacha
Dios
OBRA
MUCHACHA. Padre nuestro que estás en los cielos...
DIOS. ¿Sí?
MUCHACHA. No me interrumpas, Señor, que estoy orando.
DIOS. Pero tú me has llamado.
MUCHACHA. ¿Te llamé? Yo no te llamé. Sólo estoy orando. “Padre nuestro que estás en los cielos...
DIOS. ¿Ves? Lo has hecho de nuevo.
MUCHACHA. ¿He hecho el qué?
DIOS. Me has llamado. Has dicho: “Padre nuestro que estás en los cielos” y aquí estoy yo. ¿En qué estabas pensando?
MUCHACHA. Pero, yo no quería decir nada con eso. ¿Sabes? Yo estaba haciendo sólo las oraciones del día. Siempre digo la oración del Padre Nuestro; me hace sentir bien, tanto, como cuando cumplo una tarea.
DIOS. Bueno, continúa.
MUCHACHA. Santificado sea tu nombre...
DIOS. Espera ahí. ¿Qué es lo que quieres decir con eso?
MUCHACHA. ¿Con qué?
DIOS. Con el “Santificado sea tu nombre”.
MUCHACHA. Quiere decir... Quiere decir... ¿Y yo qué sé? No sé lo que eso quiere decir. ¿Cómo lo podría saber? Sólo sé que es parte de la oración. A propósito, ¿qué es lo que quiere decir?
DIOS. Quiere decir: honrado, santo, maravilloso.
MUCHACHA. ¡Ah! Así ya tiene sentido. Nunca había pensado lo que santificado quería decir. Venga tu reino, sea hecha tu voluntad como en el cielo así también en la tierra.
DIOS. ¿De verdad quieres decir eso?
MUCHACHA. Claro, ¿por qué no?
DIOS. ¿Y qué vas a hacer tú para eso?
MUCHACHA. ¿Hacer? Supongo que nada. Pienso que sería mucho mejor si tomaras el control de todo aquí abajo como lo tienes ahí arriba.
DIOS. ¿Crees que tengo control sobre ti?
MUCHACHA. Bueno, voy a la iglesia.
DIOS. No es eso lo que te he preguntado. ¿Y los deseos y envidias que tienes? ¿Y tu mal temperamento y carácter? ¿Sabes? Ahora tienes un gran problema con respecto a esto. Y además de esto está la forma como gastas el dinero, sólo para ti. ¿Y qué tipo de libros lees?
MUCHACHA. No me mires sólo a mí. Al fin y al cabo soy tan buena como algunas que hay en la iglesia.
DIOS. Espera un momento, pensaba que estabas orando para que mi voluntad fuera hecha. Y si eso debe ocurrir debe comenzar por aquellos que oran como tú, por ejemplo.
MUCHACHA. Vale, está bien. Creo que sí que tengo algunos problemas. Y ya que has tocado el asunto, te podría citar algunos más.
DIOS. Yo también.
MUCHACHA. Nunca había pensado en esto hasta ahora pero me gustaría corregir todos esos problemas.
DIOS. Estupendo, ya has comenzado. Trabajaremos juntos tú y yo. Se pueden obtener verdaderamente muchas victorias.
MUCHACHA. Mira, Señor, necesito terminar esta oración. Ya me está costando más tiempo de lo normal. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
DIOS. ¿Y qué me dices del resto del pan que tomaste ayer? Necesitas eliminar el pan, tienes algunos quilitos de más.
MUCHACHA. ¿Qué es eso? ¿El día de las críticas? Estaba aquí cumpliendo con mi deber religioso y así, de repente, te metes y me recuerdas todos mis defectos.
DIOS. Orar es una cosa peligrosa. Puedes terminar cambiando, ¿lo sabías? Y es lo que estoy intentado hacer. Me has llamado y aquí estoy yo. Ahora es demasiado tarde para parar. Continúa orando, estoy interesado en la parte que viene en tu oración. (Pausa.) Entonces, continúa.
MUCHACHA. Tengo miedo, Señor.
DIOS. ¿Miedo? ¿De qué?
MUCHACHA. Sé lo que vas a decir después.
DIOS. Inténtalo.
MUCHACHA. Está bien: Perdónanos nuestras ofensas así como nosotros también perdonamos a quien nos ofende.
DIOS. ¿Y entonces Sonia?
MUCHACHA. ¿Ves? Ya lo sabía. ¿Por qué, Señor? Ella se cree mejor que yo, va diciendo mentiras de mí, no me habla y se ríe con sus amigas cuando paso por delante.
DIOS. Pero, ¿y tu oración?
MUCHACHA. No era lo que quería decir.
DIOS. Bueno, por lo menos eres honesta. Pero, no es muy agradable cargar con un sentimiento amargo, ¿no?
MUCHACHA. No, pero me sentiré mejor después de que me las pague. Ya tengo preparado lo que le voy a hacer. Se va a arrepentir de lo que me ha hecho.
DIOS. No te sentirás mejor. Hasta te sentirás peor. La venganza no es bonita. Piensa en cómo ya eres infeliz. Pero yo puedo cambiar todo eso.
MUCHACHA. ¿Puedes? ¿Cómo?
DIOS. Perdona a Sonia y después te perdonaré yo. Después el odio y el pecado serán problemas de Sonia y no tuyos. Puedes perder popularidad entre sus amigas pero ganarás tu corazón.
MUCHACHA. Pero Señor, yo no puedo perdonar a Sonia.
DIOS. Entonces yo tampoco te puedo perdonar a ti.
MUCHACHA. Tienes razón. Bueno, siempre tienes razón. Prefiero estar bien contigo que vengarme de mi prójimo. Vale, vale, ya la perdono y te digo más, ayúdala a entregar su corazón a ti. Ahora que pienso en todo eso, veo que va a terminar muy mal.
DIOS. Maravilloso, muy bien. ¿Cómo te sientes ahora?
MUCHACHA. ¡Hummm! Bien, nada mal. De verdad, nada mal. Realmente me siento muy bien. Parece como si el perdón ocupara el espacio donde estaba el rencor por Sonia.
DIOS. ¿Seguro?
MUCHACHA. ¿Sabes? Creo que es la primera vez que yo recuerdo que no me voy preocupada a la cama.
DIOS. Pero aún no terminaste tu oración. Continúa.
MUCHACHA. ¡Oh! Vale. Y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal.
DIOS. Excelente, haré exactamente eso solo que tú debes poner también de tu parte y deberás evitar todo donde puedas ser tentado.
MUCHACHA. ¿Qué quieres decir con eso?
DIOS. Dejar de pasar por tiendas donde venden revistas no muy apreciadas, cambia alguno de tus amigos... algunos que dicen ser tus amigos te están dominando. Ellos te envolverán en cosas erradas sin que lo notes. No te dejes engañar. Ellos dicen que lo pasan bomba pero para ellos y para ti será la ruina. Después no me uses como puerta de escape.
MUCHACHA. No comprendo.
DIOS. Sí comprendes. Has hecho eso muchas veces. Te encuentras en una situación difícil, te metes en problemas y después vienes a correr hacia mí: “Señor, ayúdame, líbrame de este lío” y “te prometo que nunca más me meteré en otro”. ¿Te acuerdas de este tipo de negocio que has querido hacer conmigo?
MUCHACHA. Me acuerdo y me avergüenzo, me avergüenzo de verdad.
DIOS. ¿Te acuerdas de alguno en especial?
MUCHACHA. Bueno, cuando mi vecina me vio salir de la discoteca, yo le había dicho a mi madre que iría de tiendas. Me acuerdo que te dije: “Señor, haz que no se lo diga a mi madre y nunca faltaré a la iglesia”
DIOS. Ella no le dijo nada a tu madre y tú no cumpliste con tu promesa.
MUCHACHA. Perdona, Señor, perdona. Hasta ahora pensaba que orar era suficiente. Nunca pensé que contestarías de esta manera.
DIOS. Bueno, anda, termina tu oración.
MUCHACHA. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, ahora y por siempre, amén.
DIOS. ¿Sabes lo que me daría más gloria? ¿Lo que realmente me haría feliz?
MUCHACHA. No, pero me gustaría saberlo. Ahora quiero agradarte. Ahora quiero sentir lo bueno que es ser seguidora tuya.
DIOS. Has contestado justo a mi pregunta.
MUCHACHA. ¿Sí?
DIOS. Exacto. Aquello que me dará más gloria es tener personas como tú que verdaderamente me amen y me sigan. Estoy viendo que eso está comenzando a ocurrirte a ti. Ahora que los viejos pedazos fueron puestos en claro y quitados del camino, nadie imagina lo que podemos hacer juntos.
MUCHACHA. Señor, vamos a ver lo que puedes hacer conmigo, ¿vale?
DIOS. De acuerdo, vamos.