Propósito del programa: Inspirar a la juventud a que imite a Cristo como modelo ideal.
Base Bíblica:
Filipenses 4:13
Tema General:
Vida Cristiana
Himnos:
“Marchad oh juventud”, música especial durante el programa
Publicidad:
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Presupuesto
Vestuario adorno de la iglesia
El presente programa está adaptado de un mensaje de La Voz de la Esperanza y contiene sabios consejos. Puede presentárselo en forma narrada desde un lugar oculto. En la plataforma se simulará una escena hogareña en la que la familia se halla escuchando la radio. Varias personas pueden participar tanto en la narración como en la representación. Cuando se mencione a José y a Ester, dos jóvenes pueden cruzar lentamente la plataforma vestidos a la usanza de la época.
Las características de un joven y un viejo pueden aparecer en un cartel o escribírselas en una pizarra al final del programa. Coméntese adecuadamente cada característica.
La poesía, por supuesto, ha de ser presentada de memoria
INTRODUCCION DEL TEMA
Hoy vamos a dirigir nuestros pensamientos a los jóvenes. Con demasiada frecuencia, los olvidamos, sin comprender que ellos también luchan, a veces, ante la incomprensión, y hasta ante la indiferencia de sus mayores. Y sus luchas son reales.
Debemos reconocer que emprender el camino de la vida no es hoy tarea fácil. Si siempre fue difícil, hoy lo es más que nunca. La vida actual es demasiado compleja para un joven inexperto, demasiado llena de problemas y peligros. En todas las cosas campea el escepticismo y la indiferencia desesperante que hacen difícil el abrir la marcha. El egoísmo que hay en todos los seres humanos nos ha hecho tan crueles que todo lo sacrificamos ante el altar del interés propio, y no estamos dispuestos a compartir con nadie el aire y el sol que, al fin y al cabo, son de todos. Por eso, los jóvenes merecen todo nuestro interés y toda nuestra atención.
EL MUNDO ES DE LA JUVENTUD
Joven amigo, es menester saber ser jóvenes para triunfar en la vida. La juventud es un tesoro cuyo valor solemos apreciar cuando estamos a punto de perderlo. Por eso, cuanto antes aprendamos el divino secreto de saber ser jóvenes, no por los años, sino por el estado del alma, antes habremos llegado a la capacidad de dominar la vida y de merecer las bendiciones del Todopoderoso. Amigo joven, debes reconocer con toda humildad que si los adultos tienen la ventaja de la experiencia, tú tienes la fortaleza. Posees la ventaja de tu impaciencia por recorrer el camino que Dios te da. Por eso, debes reconocer con humildad que tu juventud es un don del cielo, que es una bendición divina que has de usar sin timideces, pero con cuidado, sin derroches, pero sin avaricia. Porque alguna vez dejarás de ser joven, y de esta época de tu vida debes llevar contigo la integridad de tu conciencia que te permitirá ser feliz hasta el último día de tu existencia, y, además, te ayudará a prolongarte en la vida del más allá.
DOS EJEMPLOS BIBLICOS
En la antigüedad, José supo ser joven. Ante circunstancias capaces de agobiar a cualquiera menos fuerte que él, se mantuvo firme y supo hacer frente a pruebas dificilísimas. El triunfo gracias a su confianza indeclinable en Dios y a su sincero amor hacia sus padres.
Ester fue una joven de carácter noble, llena de fe y esperanza, que supo obedecer primero a Dios sin importarle las consecuencias.
¿EN QUE CONSISTE SER JOVEN?
Se ha dicho más de una vez que este mundo es de la juventud, pero aclaremos que no es la juventud débil, vacilante, que prefiere debilitarse en el vicio antes que fortalecerse en la virtud. El mundo pertenece a quienes saben ser jóvenes con dignidad, con altura, con sencillez y con humildad. Al referirnos a este asunto no podemos sustraernos al deseo de citar las palabra del bien conocido general Douglas McArthur, héroe de la guerra del Pacífico durante la segunda conflagración mundial. Dice así el Gral. McArthur: "La juventud no es precisamente una época de la vida, sino un estado de ánimo. No consiste tan sólo en mejillas arrugadas o tersas, ni en articulaciones flexibles o piernas débiles. Es temple de la voluntad, intensidad de las emociones, viveza de la imaginación. Nadie se envejece por el curso solo de los años. Envejecemos por el abandono de nuestros ideales. Somos tan jóvenes como nuestra fe y tan viejos como nuestras dudas. Tan jóvenes como la confianza en nosotros mismos. Tan viejos como el miedo. Tan jóvenes como nuestra esperanza... En el centro de cada corazón hay un aparato receptor. Mientras reciba mensajes de belleza, de esperanza, de valor y de ánimo, seremos jóvenes... Cuando las antenas se quiebren y el corazón se cubra con la nieve del pesimismo y del cinismo helado, entonces y sólo entonces seremos viejos".
ALGUNAS CARACTERISTICAS DEL JOVEN IDEAL
Amigo mío, que tu juventud sea tal que no tengas por qué avergonzarte de ella. Que el divino optimismo que el Todopoderoso puso en tu espíritu crezca con cada día que pasa. Que las pruebas que te golpean, y la indiferencia de los demás, la mediocridad que pueda fustigarte el rostro, no sean capaces de detener tu marcha, ni reducir tu confianza en la vida, y mucho menos tu confianza en Dios. No dejes que las preocupaciones propias de la existencia pongan una sombra de melancolía o de pesimismo sobre tu espíritu. Aleja de ti la duda porque como decía el apóstol Santiago: "El que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra" (Santiago 1:6).
Que nada te detenga en el camino hacia arriba. Habrá pruebas, habrá obstáculos, pero marcha siempre. Y en tu marcha no recojas, espinas, rencores, ni odios. Ama a todos cuantos te rodean. Ama la tarea de tu vida. Decía Winston Churchill: "El secreto de la vida no es hacer lo que se ama, sino amar lo que se hace". Ama lo que estás haciendo y serás feliz. Aleja de ti la amargura, y aun en lo más difícil de la lucha no te olvides de sonreír. Más aún, de reír. Que ría en ti la alegría de tu corazón. Que ría en ti el placer de servir a Dios y de luchar por él. Que ría en ti el placer de ser bueno. Decía La Bruyere: "Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído".
JESÚS ES EL MODELO
Para que todo cuanto acabamos de decir sea una realidad en ti, para que seas un verdadero triunfador, ten en tu corazón siempre, día y noche, a Dios. Decía el sabio Salomón: "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud..." (Ecl. 12:1). Pon tu confianza en el Todopoderoso cuando te sientas atraído por cualquiera de las sirenas que intentarán desviarte del camino de tu deber y de tu fe. Quizás preguntes, que dónde encontrarás la norma por la cual regir tu vida, que dónde está el código extraordinario que te señalará el camino hacia el triunfo. Escucha lo que dijo el salmista: "¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra" (Sal. 119:9). El salmista pregunta, él mismo responde, y nos dice: en la Palabra de Dios, en la Sagrada Escritura. En los Diez Mandamientos del divino código encontrarás cuanto necesitas para llegar triunfante al fin de tus as, y para esperar confiado un lugar en el reino de los cielos. Cuando los años se hayan ido acumulando sobre tu cabeza, terso y sin arrugas todavía tu espíritu, podrás decir con el salmista David: "Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud" (Sal. 71:5).
Que Dios te ayude, amigo mío, a tomar como modelo de tu vida y de tu juventud a Jesús de Nazaret. No habría un ejemplo superior a él. Refiriéndose al Maestro, dice San Lucas: "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres" (Lucas 2:52). Que esa sea también tu experiencia, que como el divino Maestro de Nazaret, cuando era joven, crezcas también tú en sabiduría al propio tiempo que en edad. Y que aumente en ti la gracia para con Dios y para los hombres.
JUVENTUD
Claudio Guitérrez Marín
Juventud: entusiasmo, corriente de energía
que sufre porque siente y lucha porque cree. Ser joven es ser hombre por la sabiduría;
luchar sabiendo siempre por quién y para qué
¡Oh juventudes rotas, sin fe, sin ideales
ultrajes vergonzosos de esa divina edad!
Las juventudes nobles, de anhelos celestiales,
serán contra vosotras, como la tempestad,
¡Hacia el futuro siempre! Dejemos el pasado lleno de sombras, vamos hacia un mundo mejor; hacia el reino glorioso que habló el Crucificado,
el más sublime ejemplo del hombre luchador.
¡Eternamente joven es Dios! Su fuerza eterna inunda el universo de inmensa claridad. Dejemos que nos guíe quien todo lo gobierna. ¡Hacia Dios!. . . ¡Oh, Dios mío, tú eres la santidad!