Un grupo de adventistas del séptimo día de Ciudad de México se movilizaron hace poco en las calles, parques y hospitales para llevar gozo y ofrecer esperanza.
“Nuestra ciudad está necesitada del amor sanador de Jesucristo”, dijo Joel Omaña, líder de jóvenes de la iglesia adventista de Narvarte y organizador del evento.
“Hoy día casi diez mil personas recibieron el impacto del mensaje de amor en Ciudad de México, de parte de un ejército de jóvenes llenos del Espíritu Santo”, dijo Omaña al referirse al evento del 10 de octubre.
El grupo de casi doscientos jóvenes procedentes de las iglesias adventistas de Narvarte, Coyoacán y Central de la ciudad se dividieron en 17 grupos. Cada grupo se movilizó por las diferentes estaciones para hacer tarjetas y juguetes de papel de origami para niños enfermos de dos hospitales cercanos. También se oró y alimentó en otra estación a los familiares que aguardaban ver a sus niños enfermos fuera del hospital general.
Decenas se dirigieron al Parque Nacional Chapultepec, donde puestos de información aguardaban a los transeúntes. Allí se les enseñó sobre los ocho remedios naturales, de acuerdo con la iniciativa de la iglesia denominada “Quiero vivir sano”
En otro puesto, los jóvenes distribuyeron cientos de ejemplares del libro El camino a Cristo por las calles de la ciudad y caminaron por las arterias más transitadas de la sección histórica para ilustrar historias de la Biblia por medio de representaciones teatrales.
Según Omaña, los jóvenes también se tomaron el tiempo de hablar y escuchar a las personas y compartir la esperanza en Jesús. Al mismo tiempo, en el medio de un parque se colocó un sofá para que los transeúntes pudieran visitarlo y aprender sobre el sábado y sus beneficios, de manera similar a la iniciativa del Sofá sabático que iniciaron los jóvenes adventistas de Inglaterra hace pocos años.
José Fernando Montemayor, que es miembro de la iglesia adventista de Coyoacán, dijo que disfrutó ser parte de la iniciativa misionera. “Disfruto tanto estas actividades, porque si ustedes me piden que vaya a predicar o visitar a alguien el sábado por la tarde, quizá no lo haría, pero aquí, estamos juntos en grupos, iluminando el día de otras personas”, dijo.
Dania Aragón, de la iglesia adventista de Narvarte, fue parte del grupo organizador que guió a los jóvenes en el puesto de fabricación de tarjetas para niños en las cercanías del hospital pediátrico. Aragon disfrutó de la oportunidad de llevar alegría a los niños enfermos.
“No pudimos ingresar al hospital, porque los niños están muy enfermo. Solo se permite que entre un familiar a la vez. Las familias viajan grandes distancias y se quedan afuera, por lo que comen y hasta duermen allí hasta que les dan de alta a sus hijos”, dijo Aragón. “Les ofrecimos comidas a todas las familias necesitadas y oramos por sus hijos”.
Al fin de la iniciativa, los jóvenes regresaron a la iglesia de Narvarte para compartir sus experiencias en distintos puntos de la ciudad.
No se requiere de mucho, con excepción del amor de Cristo, un espíritu alegre y jóvenes que ardan de entusiasmo por Cristo para ser parte de esta actividad, dijo Omaña.
Somos llamados a predicar el evangelio en el presente, y esperamos que la ola de influencias pueda llegar a otras iglesias, para que podamos compartir esperanza y terminar de predicar el evangelio”, añadió Omaña.
Los organizadores ya están haciendo planes para llevar a cabo un impacto urbano similar el año que viene.