Un líder, pastor y capellán adventista de la policía en Canadá tuvo hace poco una oportunidad inédita de testificar a los musulmanes que viven en una populosa zona al noreste de la ciudad de Toronto.
El pastor Mansfield Edwards fue orador invitado en una de las vigilias organizadas por los diversos niveles del gobierno el 1 de febrero, luego del tiroteo en una mezquita de Quebec City que, según informes de los medios, dejó seis muertos y al menos 19 heridos el pasado 29 de enero.
Edwards, que es presidente de la Asociación de Ontario de la Iglesia Adventista, fue invitado a dirigir un mensaje a los líderes religiosos y civiles, como así también a los miembros de la comunidad —la mayoría de ellos musulmana— que atestaron la Cámara del Concejo del Centro Cívico de Markham, en Markham, Ontario.
La vigilia fue citada por Frank Scarpatti, el alcalde de Markham. Su objetivo, según los sitios web oficiales de la ciudad, fue “hallar una manera de expresar […] el dolor y la tristeza”, y de “mostrar solidaridad con nuestra comunidad musulmana”. La ciudad de Markham, que tienen más de 300 mil habitantes, es conocida por su población multiétnica y multirracial. Según el Censo Canadiense 2011, más de 22 mil personas, o el 7,3 por ciento de la población, se identifica como de religión musulmana.
Un par de días antes de la vigilia, Edwards recibió una llamada de Eric Jolliffe, Comisario General de la Policía Regional de York, una región de cinco distritos que incluye a Markham. A lo largo de los años, Edwards ha sido voluntario como capellán de la policía, y ha cultivado una buena relación con las fuerzas del orden. El pastor se sintió entusiasmado al enterarse de que lo estaban invitando a hablar en el evento regional.
“Estas personas necesitan esperanza”, dijo Jolliffe al informarle de la vigilia, según Edwards. “Y usted tienen justo lo que necesita. Creo que usted es la persona adecuada para esa tarea”.
Durante la vigilia de dos horas, varios imanes y líderes de la comunidad musulmana, así como autoridades religiosas, políticas y diplomáticas de diversas religiones (un total de cuatrocientas personas) siguieron el programa en el auditorio, mientras que otras cien miraron la ceremonia en una pantalla de televisión ubicada fuera de la cámara principal.
El mensaje de esperanza de Edwards fue bien recibido, según lo demuestra el número de personas que se le acercaron al finalizar la vigilia.
“Varios abogados y respetados líderes de la comunidad musulmana vinieron a hablarme después de la reunión, pidiendo mi información de contacto”, dijo Edwards a la Adventist Review, mientras compartía algunos de los mensajes de texto y los correos electrónicos que ha recibido desde entonces. “Quieren seguir hablando de esta esperanza, de este optimismo que tenemos respecto del futuro”.
Edwards ya ha hecho arreglos para encontrarse con algunos de ellos, para seguir respondiendo sus preguntas y compartiendo la esperanza que los adventistas tienen en Jesús. “Dios puede abrir puertas cuando y donde menos lo esperamos”, dijo Edwards. “Servimos a un Dios que viene recuperando terreno; sabemos que al final, su amor siempre triunfará”.