Ya no hay en este mundo gente buena y que ame a Dios; unos a otros se hacen daño. Sólo esperan el momento de matarse unos a otros. Los gobernantes y los jueces exigen dinero para favorecer a los ricos. Los poderosos dicen lo que quieren y siempre actúan con falsedad. ¡Son unos maestros para hacer lo malo! Miqueas 7:2-3. TLA.
¿Has sufrido alguna vez una decepción?. ¿Como te sentiste?. El profeta Miqueas en su tiempo, contemplaba una tierra llena de decepciones, de mentira, hipocresía, injusticia, ya no contemplaba justicia, no veía personas justas, personas moralmente buena, solo había heridas, desilusiones, en la tierra ya no había amor entres familiares, Miqueas escribe en el versículo 6. “El hijo ultraja al padre, la hija se rebela contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos de cada cual están en su propia casa”.
El profeta solo veía depravación moral en todo lado, estaba decepcionado, y surge la pregunta. ¿Y Ahora, donde miro?. ¿Donde puede haber solución?. En el mismo capitulo el profeta declara en el versículo 7. “Pero yo he puesto mi esperanza en el SEÑOR; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!”.
Hoy el mundo actual no es diferente al de los tiempos antiguos del profeta Miqueas, hoy la tierra esta infectada de depravación moral, personas inocentes son heridas, son ultrajadas, decepcionadas, corazones sangran, claman por justicia, hay sed de una solución para las dramas actuales sobre la tierra por causa del pecado, hombres y mujeres buscan una salida para esta situación. ¿A donde iremos?. ¿ Donde encontrar paz y alivio para tanto dolor?. La respuesta esta en Dios.
Él es nuestra única salida, la única Esperanza es Jesús. Él llama al cansado y al afligido. Él quiere darnos gratuitamente una solución. Él nos ofrece una patria mejor. En un mundo que decepciona la única salida es Dios, corre a los brazos de aquel que nunca decepciona, coloca tu esperanza en aquel que es amor, justicia y misericordia, hoy somos invitados a ir junto a aquel, que no deja al cansado ni al desamparado. Que hoy podamos decir. ¡Pero yo he puesto mi Esperanza en el Señor!.
El Autor, Antonio Francisco Pedroso Benitez nos escribe desde Paraguay para el Ministerio Tu Espacio Joven