"En todo tiempo ama el amigo,y es como un hermano en tiempo de angustia" (Proverbios 17:17).
Aquel amigo que te apoya,te corrige, siempre busca lo mejor para ti, te inspira a amar,pero sobre todo y no menos importante que te motive a acercarte a Dios y tener una experiencia personal maravillosa, es quien verdaderamente vale la pena,es de quien debemos cuidar y poner en medio de esa amistad a Dios, porque es Dios mismo quien puso en nuestro camino a alguien que busque nuestra felicidad y esté en tiempos de angustia.
En el momento perfecto,en el tiempo de Dios es cuando recibimos a ese amigo que tanto necesitábamos,alguien en quien confiar, alguien que te escuche,alguien que no te juzga,alguien que te acepte tal cual eres,alguien que esté pasando por el mismo sufrimiento que tú,alguien con quien te sientas libre de expresar tus sentimientos y emociones,donde su presencia te haga sentir tranquilidad,paz,amor y esperanza,alguien que con solo escuchar su voz calma tu tempestad.
"Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante" (Eclesiastés 4:10).
Cuando más unido estás a tu amigo, las pruebas serán cada vez más fuertes, todas esas pruebas que el enemigo les manda para caer,pero cuando uno no puede más,el otro lo levanta,le da valor,lo inspira a levantar su cabeza al cielo y doblar sus rodillas,le hace ver que lejos de Dios todo esfuerzo humano fracasa, ambos derraman lágrimas, lágrimas que purifican el alma, lágrimas que te hacen ver el camino por el cual necesitas caminar, lágrimas que te hacen cada vez más fuerte.
Hay momentos de nuestra vida donde sentimos que estamos solos, sin ganas de seguir luchando,porque estamos tan lastimados interiormente, es allí donde aparece alguien que se preocupa por nosotros,que aboga por nosotros,que nos toma en sus brazos,nos pide calma y paciencia,nuestro amigo que nos ama tanto,el cual dio su vida por amor a nosotros, Él es Jesús, nuestro amigo fiel, alguien que nunca nos falla ni nos fallará y nos limpia toda lágrima derramada.
La autora, Nancy Daniela Ortiz López, nos escribe desde Guamuchil, Sinaloa, México.