Perdonar tus errores es el mejor regalo que te puedes conceder
Dicen por ahí que somos nuestros peores enemigos, y es cierto. Somos quienes más duro nos criticamos; nos castigamos de formas absurdas que a veces ni reconocemos como castigo. A veces nos insultamos e incluso asumimos culpas que a veces ni nos corresponden.